En las actuales circunstancias de desarrollo cultural de la humanidad se considera que el aprendizaje autónomo es una estrategia didáctica y pedagógica que responde de manera eficaz a los requerimientos de formación técnica y profesional tanto de las personas adultas como de los jóvenes y niños (as) que se hallan en proceso de formación en centros educativos de carácter formal. Esta idea tiene relación con lo afirmado por J. R. Kidd, para quien “el objetivo de la educación de adultos o de cualquier tipo de educación es convertir al sujeto en un estudiante continuamente dirigido desde adentro y que opere por sí mismo”(1).
Esta concepción del aprendizaje se fundamenta en un nuevo paradigma pedagógico que se caracteriza por considerar al estudiante como centro del proceso educativo, en contraposición con la escuela tradicional en la que este privilegio se le otorgaba al maestro. En efecto, “el aprendizaje autónomo favorece una mayor intervención del estudiante en la determinación de objetivos, procedimientos, recursos, evaluaciones y momentos de aprendizaje”(2).
Para Knowels (3), quien prefiere hablar de aprendizaje autodirigido, desde esta perspectiva los estudiantes tienen más posibilidades de retener lo aprendido que los estudiantes denominados pasivos y, que, por el hecho de fomentar la iniciativa, el aprendizaje autónomo está más de acuerdo con la naturaleza sicológica del hombre.
Históricamente, ya desde la antigüedad encontramos que filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles son verdaderos ejemplos de formación autodidacta. Luego, durante la época colonial americana muchos de los llamados próceres de la independencia y líderes intelectuales de la misma tuvieron que realizar grandes esfuerzos de formación autodirigida para acceder a las ideas que terminaron con la dominación española y que dieron origen a la República. Esto significa que el aprendizaje autónomo no es una novedad o una moda pasajera, sino que es, en el sentido más propio del término, la primera y más original forma de construir el conocimiento humano por cuanto parte y promueve la responsabilidad del sujeto del aprendizaje que es el estudiante.
Otras razones, por las cuales es recomendable la apropiación del aprendizaje autónomo, como estrategia para la formación de las nuevas generaciones, es que por la enorme profusión de información propia de la sociedad del conocimiento, se hace necesario que los niños(as) desde pequeños desarrollen destrezas y habilidades para aprender durante toda la vida; implica un cambio de roles en los maestros al pasar de simples transmisores o instructores a orientadores de los procesos educativos donde el centro de atención es el estudiante; se fundamenta en los diferentes ritmos de aprendizaje de los estudiantes; fomenta la capacidad del estudiante para solucionar los problemas que vaya encontrando sin necesidad de ayuda externa (independencia instrumental), como para estar seguro de la calidad de su trabajo (independencia emocional) (4); conlleva la recuperación de la capacidad originaria para tomar decisiones propia de los niños y que luego se inhibe con el ingreso a la escuela en que la orientación de los procesos educativos son asumidos, conjuntamente, por los maestros y los padres; y, porque ha sido convalidado por la generalización y por los buenos resultados obtenidos en diferentes campos de formación académica, técnica y empresarial.
A modo de conclusión, es preciso señalar que no existe un solo modelo estándar de aprendizaje autónomo, sino que los diversos estilos, enfoques y resultados dependen de las situaciones de aprendizaje y de las personas que lo ejecutan. Ello, implica, a su vez, tratamientos y atención diferentes por parte de los maestros hacia los estudiantes; tiene aplicación tanto individual como grupal; para su óptimo funcionamiento requiere de tiempos, ambientes y recursos adecuados; aparte de las actividades escritas se pueden realizar otras afines y complementarias como visitas, conferencias, etc.; y, le exige al maestro o tutor asumir un papel activo en el sentido de preparar medios, recursos, convalidar resultados con miras a la obtención de la calidad educativa.
De todo lo anterior, se desprende que el aprendizaje autónomo es una opción válida que vale la pena aplicar y aprovechar en estos tiempos de transitoriedad, de crisis de valores y de búsqueda de la verdad.
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(1)KIDD, J.R. Citado por Contreras, Marco Elías y otros, en Educación Abierta y a Distancia. Alternativa de Autoformación para el Nuevo Milenio. Ediciones Hispanoamericanas, 1999, p.1.
(2) CONTRERAS, Marco Elías, 1999, p.2.
(3) KNOWELS, M.S. Citado por Contreras, Marco Elías, l999, p. 1.
(4) HEATHERS. Citado por Contreras, Marco Elías, 1999, p. 3.
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